miércoles, 19 de enero de 2011

Alcanzar la meta


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El otro día viendo el blog de un amigo leí una entrada que decía 'Querer es poder’. Al hilo de esta entrada, me gustaría hablar del tesón, la fuerza de voluntad y las ganas de continuar en busca de tus objetivos aunque creas que no tiene sentido o que todo está perdido.
Voy a dedicarle esta entrada a Lau, una buena amiga, que recientemente y gracias; además de la aptitud, a la actitud, a las ganas, al valor para seguir adelante cuando muchos la tildaban de loca y al apoyo de la gente que le rodeaba, ha conseguido un objetivo que hace tan solo un año era prácticamente una quimera.


¿Te suena el apellido Watts? Seguramente no, o como mucho lo asocies a Potencia o a la máquina de vapor.
1992, Barcelona, Juegos Olímpicos.
Se disputa una semifinal de los 400 metros lisos y hay un claro favorito, no sólo para pasar a la final sino para ganarla, Derek Redmond.
Cuando van apenas 150 metros Redmond siente un pinchazo que le hace caer al suelo debido al dolor, aunque no al dolor físico. Se esfumaba la gran ocasión. Era su oportunidad, la que llevaba esperando y por la que había estado entrenando duro durante 4 años y en apenas 8 segundos una inoportuna lesión daba al traste con sus ilusiones.
Pero es en ese momento, cuando estas hundido, cuando lo ves todo perdido... es en ese momento cuando debes levantarte, sacar la casta y el coraje que llevas dentro.
Redmond lo hizo: no estaba dispuesto a caer sin levantarse, a retirarse sin acabar algo por lo que tanto había luchado.
Ante el asombro de todos, tanto organización como publico, Redmond se levanta y, cojeando, continúa su carrera ante la gran ovación del público.
Cuando faltan tan solo 100 metros para el final aparece un hombre del publico que consigue esquivar la seguridad y sale corriendo hacia él: su padre!!
En principio trata de convencerle para que no fuerce su lesión, sin embargo, cuando se da cuenta de que su hijo no renunciara a acabar, continua la carrera con él, apoyándole; ante lo cual este se 'viene emocionalmente abajo'.
Juntos consiguen cruzar la línea de meta ante la estruendosa ovación del público.
Nadie recordará a Quincy Watts, campeón de la medalla de oro en 400 metros lisos en los JJOO de Barcelona, sin embargo si recordara con cariño la hazaña de Derek Redmond y el apoyo incondicional de un padre orgulloso de su hijo.
Porque a veces el triunfo no va de la mano de la victoria.